Hablemos primero del concepto vestidor.
El vestidor es la estancia que sirve para cambiarse de ropa. En él guardamos la ropa en armarios.
Así pues el lugar más adecuado para ello era el espacio entre dormitorio y baño, por ser el lugar de mayor intimidad, con el tiempo el concepto ha ido evolucionando, otorgándose el poder de hacer huecos en la fachada para disponer de iluminación natural, e incluso integrarlo en zonas de paso a dormitorios, situándose en armarios.
¿Qué es y cuando surgió el concepto de armario?
El origen de la palabra armario del latín armarium, donde en la Edad Media los monjes guardaban libros litúrgicos, sin embargo es en la época romana cuando se dio a conocer el término armario como concepto de «guardar», que al principio estaba destinado para poner armas, también conocido por guardar libros y los retratos de los difuntos que se hacían en cera, para que no se estropeasen por el paso del tiempo y el polvo
Cicerón, lo dice claramente. Las bibliotecas de los romanos estaban compuestas de armarios, en los que se ponían los volúmenes o rollos y se distinguían con diversos números.
El concepto de armario que conocemos actualmente para guardar ropa no se desarrolló hasta el siglo XV – XVI y XVII . Las puertas antes solo pintadas, aparecen decoradas con relieves, así como la opción de disponer una misma pieza en dos cuerpos y se añade el cristal surgiendo la vitrina, una pieza que tendrá gran valor e indispensable en los salones de la época.
A través de Inglaterra y Holanda se introdujeron en mobiliario las lacas de colores con representaciones de paisajes orientales.
En el s. XIX, la industria y el surgimiento de nuevos materiales, así como la perspectiva de corrientes del arte de la posguerra y moderno, desarrollaron el concepto del armario desde una pieza orgánica en la que la madera tomaba vida, recordando la arquitectura de Gaudí, así como piezas sobrias donde lo esencial son las líneas puras muy de la corriente minimalista. La importancia de la simplificación.
Después de una breve introducción al origen del término armario y su evolución al dominio de una estancia al que entendemos como vestidor, podemos encontrar de distintos materiales, así como frentes, sin embargo, voy a hablar de
Cómo hacer un vestidor y conseguir que sea acogedor
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El espacio:
El espacio con el que contamos para diseñar un vestidor. Como he dicho al principio normalmente se ubica junto al dormitorio, bien como zona de tránsito al mismo o al baño del dormitorio.
Puede ser rectangular o cuadrado y las posibilidades para distribuirlo dependen de;
– cuántas personas van a disfrutarlo (una o dos).
– Cuáles son sus necesidades: espacio ropa de colgar, zapatos en vestidor o en un espacio anexo al mismo separado, ropa de deporte, ropa de día, fondo de armario, mantas, .. lo que se conoce como guardaropa – la cantidad de ropa que almacenamos según el uso que le prestamos y ésto es fundamental e indispensable tenerlo claro para su correcta distribución y organización.
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Forma:
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Con frentes cerrados: Puertas lisas
El universo se abre a infinitas posibilidades desde jugar con el mismo tono en acabado liso y mate, desde utilizar un frente más ancho y otro más pequeño consiguiendo un ritmo repetitivo cual melodía de una fachada renacentista.
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Jugar con la veta de la madera.
Disponiéndola en sentido diferente, como por ejemplo, se coloca la espiga en solado.
Frentes de puertas de suelo a techo o partidas por un altillo.
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Puertas abatibles o correderas con guía al suelo o suspendida, que parece que flotan. Estas según la dimensión del espacio y funcionalidad en el mismo.
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El Tirador:
Embutido – lacado a color o chapado en madera, puerta con forma creando figuras geométricas como formas escultóricas, tirador visto metálico -bronce, rosa bronce, dorado, acero mate, pulido, cromado mate o brillo- o de madera, de metacrilato – transparente o de color.
Alargado ocupando casi los 80cm de su altura desde el suelo, o estrechos y centrados de forma horizontal
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La iluminación:
Actualmente el espacio vestidor gana terreno abriéndose e integrándose en baños como en dormitorios, por lo que la luz natural de sabre en forma de huecos en fachada con cristal translucido para reservar intimidad y si es una vivienda elevada, transparente . Se abren además huecos en techo creando pequeños lucernarios pueden ser naturales y /o artificiales, incrementando además, la sensación de bien estar.
– Iluminación en suelo:
para indicar zonas de paso cuando éste se ubica en una zona de tránsito entre dos estancias.
– Iluminación interior de armario:
Este tipo de iluminación lo veo práctico cuando el vestidor se ha integrado en la zona de dormitorio y no se quiere molestar a la pareja, hay quienes también lo utilizan por motivos de estética al que añaden puertas de cristal oscurecido o no, para dar carácter, hacerlo más ligero o más contemporáneo.
La forma de iluminar el armario puede ser desde arriba, en laterales, en su perímetro e incluso por accesorios interiores es decir, iluminando balda a balda y cajones.
– Iluminación: opto a mis clientes la luz día 4.000k.
La diferencia con luz cálida es que no tiene tanto color amarillento y permite así apreciar mejor los colores de las prendas a escoger. Este tipo de iluminación la ubico en los frentes de puertas de armarios (si los llevan y si no también) separados a unos 25cm de los mismos, empotrada en techo.
La luz blanca solo la utilizo para baños y cocinas (e incluso en éstas las combino con luz día y cálida, según el uso al que esté destinado esa parte del diseño)
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Color y texturas:
Tenemos dos factores fundamentales: suelo y paredes. Si estamos
en proyecto optaría por tonos neutros pero si ya está puesto optaría por elegir pinturas de tonos neutros en paredes (blanco roto, gris claro o beige) así como tonos de materiales en maderas claritas o colores lisos claros si el espacio es alargado y estrecho, así como más oscuras si disponemos de buena iluminación natural como artificial, así como de dimensión del espacio.
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Espejo:
Pieza indispensable para abrazar nuestra autoestima, es el ultimo guiño antes de salir por la puerta, es por ello que suelen colocarse bien en el centro de una composición de vestidor abierto, o en un lateral antes de salir del vestidor y casi siempre es rectangular y casi de nuestra misma estatura 🙂
El espejo no solo potencia nuestro «yo» sino además capta la iluminación y hace que el espacio sea más grande.
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Espacio indispensable para una butaca, puff, o zona de consola, o recibidor.
Estas piezas convierten el «vetidor», «armario» o «guardaropa» no solo en un lugar donde «almacenar de forma ordenada toda nuestra ropa» sino además, conseguir la calidez con elementos que nos redeen y nos recuerden estar en casa.
Otra forma de conseguir calidez, elegancia, de llamar la atención a un frente liso, es abrir huecos en diferentes proporciones, uno grande o varios más pequeños, utilizar un material para hacer contraste con el resto de la estancia de tonos neutros, o incluso jugar con el mismo tono en la textura de brillo y mate en sus frentes. Son detalles que parecen no apreciarse al principio pero que son aquellas cosas las que nos hacen sentir el: «es muy sencillo pero no sé que tiene… que lo hace especial»
Indispensable a su vez, un jarrón de flores – si dispones de luz natural-, una foto, el recuerdo de tu último viaje, una pieza decorativa que tiene un valor sentimental, decoración con velas en una bandeja, un libro que espera a ser leído sobre la cama…
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Alfombra si o si:
Redonda (si el espacio es cuadrado) rectangular si es alargado.
Opto más por las de fibra natural o pelo corto, por cómodas y prácticas así como más funcionales, en mi opinión, para el tipo de clima en el que estamos (España).
Recordar;
Hacer un espacio no sólo bonito, además funcional, SI, se puede 🙂